Ir al contenido principal

Soy un psicópata, un apestado social.

Me estoy volviendo un psicópata, un apestado social.

No consigo empatizar con mis amigos más conservadores cuando confunden tradiciones con Tradición, y rehuyen de la razón para justificar jolgorios de otra época donde éramos más salvajes, tampoco logro empatizar con ellos cuando piensan que imponer el estudio de una sola religión y venderla como Verdad literal y absoluta en el modelo educativo es algo positivo.

No logro empatizar con los simpatizantes de la derecha cuando justifican la corrupción de los representantes políticos que dicen defender sus ideas solo alegando al "y ellos más", no logro empatizar con aquellos que miran de reojo y con soberbia al desfavorecido y piensan que siempre cada uno tiene lo que merece.

No logro empatizar con mis amigos liberales cuando defienden *siempre* y en todos los casos la empresa privada por el mero hecho de tener éxito empresarial, no logro empatizar con aquel que categóricamente piensa que una empresa de éxito cumple con una buena ética en todos sus procesos solo porque las masas decidimos comprar allá donde sea más barato ya sea movidos por avidez o necesidad.

Pero tampoco logro empatizar con mis amigos afines a la izquierda cuando siento que el resentimiento guía sus juicios, cuando no tienen respeto por las víctimas de una dictadura con que esta imponga su ideal de vida aunque sea por la fuerza y a punta de pistola, no logro empatizar con ellos cuando son capaces de defender a cualquier miserable o incompetente que dice defender sus ideas, cuando tachan de facha a todo el que no piensa como ellos, y cuando tratan de imponerme la idea de que la única forma de ser moralmente correcto y lograr un compromiso social por aquellos que lo necesitan, es con un Estado de carácter divino que lo controle todo y a todos.

Pero además, tampoco empatizo con mis amigos cuando llaman enemigo al que tiene una forma de entender la vida diferente, o peor aún, cuando descalifican a aquellos que tratamos de ser políticamente correctos porque huimos de la confrontación.

Y por si faltaba algo, no logro empatizar con mis amigos cuando defienden el nacionalismo, ni el micronacionalismo separarista ni el macronacionalismo patrio, no logro sentir menos aprecio por un lugar por tenerle más aprecio a otro, no logro pensar que merezca más derechos o menos por haber nacido aquí o allí.

Así que mi conclusión es esa, soy un psicópata, un apestado, y con mucha probabilidad mi falta de empatía sea por falta de conocimiento o un conocimiento errado, pero tengo esa loca idea que no parece gustar a la mayoría, de que para organizar con éxito y armonía una sociedad con diversidad de ideales, todos han de respetarse, encontrarse y sacar lo mejor de cada posicionamiento, aunque supongo que para eso uno necesita renunciar un poco a su Verdad, entender que con otra vida diferente, tendría ideas diferentes porque somos excesivamente dependientes de nuestro contexto vital.

Quizá  porque creo ser consciente de que la única forma de influir en las ideas de otro, es acercándote con respeto y debatiendo haciendo único uso de la razón, con la voluntad de entender y reflexionar, en España siempre sacamos las vísceras, siempre hablamos de política con pasión y esta no es buena consejera, saca lo peor de cada uno, y así vamos, sin autocrítica y escuchando solo para contestar, conseguiremos dejar a nuestros hijos la peor derecha y la peor izquierda.

Y lo peor es que estas ideologías que supongo sirvieron en su día, seguirán sin solucionar nada hoy, y es lo malo de comprar un paquete de ideas y asimilarlo por completo como propio verdadero y único sin cuestionarte nada, te quita de un montón de reflexiones, pero si cuando se fraguaron esos ideales íbamos en caballo, es posible que en la era de la robótica tengas algún que otro problema de adaptación.

En Occidente estamos de lleno en la cuarta revolución industrial, se seguirá destruyendo empleo gobierne quien gobierne, y por eso las masas comienzan a no confíar ya ni en la socialdemocracia y comenzarán a probar experimentos de lo más variopinto, pero nada cambiará en mi opinión hasta que dejemos la confrontación a un lado y pensemos juntos en la mejor forma de afrontar un futuro donde el hombre apenas necesitará trabajar y necesite de una revolución del Sistema socio económico y educativo.

Siento la chapa, es autoterapia, feliz semana.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reflexiones sobre mi mujer, el amor y la felicidad.

  No estoy enamorado de mi mujer, de hecho creo que nunca lo he estado, por eso entre muchas otras cosas, puedo decir que la amo. Uno de los hábitos con los que Sócrates -pervertía- a los jóvenes de su época como Platón, Euclides o Fedón, era preguntarles constantemente el significado de las palabras que usaban en sus conversaciones. Era consciente de su importancia, sabía que la palabra no es la cosa, y que muchas veces las usamos sin profundizar en su verdadero significado. Seguramente infravaloramos la importancia de esta actitud, pero nos ha tocado vivir en la época donde más información errónea y en muchos casos deliberadamente engañosa existe sobre cualquier tema, por eso la carencia de tiempo o ánimo para atesorar un conocimiento generalista, hace posible que un Ingeniero en Telecomunicaciones, con un MBA becado en Carnegie Mellon, pueda no ser capaz de tener relaciones plenas por no saber ni tan si quiera definir, y mucho menos gestionar, cuestiones tan básicas y trascendentale

No son los políticos estúpido, eres tu.

Escribo este artículo con un ánimo únicamente introspectivo y constructivo.  No pretendo convencer a nadie de nada con mis reflexiones, soy consciente que cada uno tiene su vida y su prueba, que cada visión del mundo es única, necesaria y dependiente de innumerables experiencias vitales. Por eso la sabiduría siempre está repartida, y a lo más que puedo aspirar es a ordenar lo mejor posible mi forma de entender este momento histórico. Últimamente es difícil no leer o escuchar críticas al gobierno de España y a la clase política en general. Es triste hacer el ejercicio de compararlos con la clase política que forjó la transición en nuestro país y sentir que el nivel intelectual, cultural y político ha decaído de manera notable. Pero... ¿Son ellos los culpables de nuestra deriva? En mi opinión, rotundamente no. Veo la clase política de un país como una consecuencia y no como una causa, siempre he pensado que la clase política representa a la sociedad de la que emana, y que cada país tiene

Un respeto al Empresario.

Una vez más, uso la escritura para ordenar mis ideas, reflexionar en silencio, y permitir a mi hija que mañana pueda descubrir qué se le pasaba por la cabeza a su padre por estas fechas si ese fuera su deseo. Empezaré por las obviedades, no sólo no me considero en posesión de la verdad, si no que creo firmemente que es imposible encontrarse por completo con ella. Entiendo la Verdad como un camino y no como un destino. Mis reflexiones responden sólo a una experiencia vital y profesional muy concreta, y sólo podrán aspirar a servir como un punto de apoyo más para llegar a conclusiones generales más o menos certeras. Para continuar están en su derecho a desconfiar de mí, no se lo he dicho aún pero soy empresario.  Además vocacional para más señalamiento, me apasiona idear negocios, crear un equipo e intentar hacerlo crecer. Algún extraño impulso creacionista y hasta cierto punto masoquista, me ha hecho soñar con crear empresas desde que tengo uso de razón. Mi punto de partida nunca fue có