Ir al contenido principal

Reflexiones sobre éxito y emprendimiento.


En mi caso lo de emprender es vocacional, no tengo antecedentes familiares, mis padres son dos personas tan maravillosas como humildes y trabajadoras, pero yo salí algo torcido, preguntón, contestón, inquieto, curioso, y con un incansable entusiasmo y espíritu de crear.

Creo que tenía 3/4 años en mi primer emprendimiento, en mi familia pasábamos una situación económica complicada de la que recuerdo ser vagamente consciente, un día nos llevaron a la granja escuela de excursión con el colegio, y nos enseñaron a sembrar unos tomates en unos vasos de Yogurt.

Los llevamos a clase y nos dijeron que si los regábamos bien y les daba el sol, de esa semilla saldría la planta del tomate, me fascinó esa idea, todos los días observaba el vaso, lo regaba, asentaba la tierra, y la ponía donde más le diera el sol hasta que un día la planta comenzó a salir, nuestra profesora nos explicó que de esa planta saldrían más tomates, y yo seguía fascinado con lo que habíamos hecho, ¡ toda una creación !.

Esa noche me costó quedarme dormido, seguía dándole vueltas a todo el proceso, y de repente una idea se me vino a la cabeza, ¡ Lo tengo !, me fui corriendo a un mueble de la entrada donde había un cajón lleno de monedas de una y dos pesetas, agarré un puñado y me fui a los maceteros de la terraza del salón sin que se enterasen mis padres, las planté y las regué durante días.

 Aquellos días mientras esperaba ansioso que la "planta" brotase, sentía el mismo hormigueo en el estómago que cada vez que he constituido una sociedad o he comenzado cualquier proyecto, sentía que iba a conseguir algo especial, tenía un entusiasmo desmedido pensando en poder decirles a mis padres que las pesetas se habían multiplicado, y que ya no tendríamos más problemas, pero os podéis imaginar cómo terminó todo, fue un fracaso y hubo que "cerrar la empresa" poco después de que mi madre se enterase de por qué estaban desapareciendo pesetas del cajón..

No os aburriré con mi trayectoria profesional, pero no pude estudiar y me tocó ponerme a trabajar muy pronto, la primera y única entrevista de trabajo a la que he ido en mi vida era para trabajar de comercial a puerta fría y 100% a comisión, y después de mucho trabajo y sudor realizando esta tarea y formando equipos comerciales, tuve la oportunidad de crear algunas empresas, con algunas tuve la suerte de ganar dinero, de viajar, de estudiar, de trabajar con personas maravillosas que después se convirtieron en grandes amigos, y de compartir cada éxito con ellos.

Con alguna tuve también la suerte de arruinarme por completo, hasta llegar a entregar la casa de mis sueños al banco, y vender los muebles para terminar de pagar los finiquitos a los empleados. Digo suerte porque en esos momentos aunque lo pasé muy mal y me costó perdonarme a mí mismo, crecí mucho como persona, lo peor de fallar con una empresa es que también fallas a mucha gente que vive de ella, y en el mundo de la empresa como en cualquier otro, hay bastante psicópata, pero no es mi caso y fue un proceso muy doloroso.

Ahora se ha puesto mucho empeño en poner de moda eso de Emprender, supongo que tiene mucho que ver el paro juvenil y las escasas salidas profesionales, al gobierno le viene muy bien cualquier autónomo que reste una cifra a los datos de paro, también le viene bien a la cantidad de chupópteros que viven del emprendimiento, coachings, mentores, gurús, futurólogos, visionarios, incubadoras, asesores, aceleradoras, etc, etc.

Cuando alguien me pregunta si recomendaría emprender siempre le digo lo mismo: ni de coña. Suele acabar mal, en algunos casos muy mal. Pero siempre hay alguien que señala con el dedo casos aislados de gran "éxito", ¡ pero mira !, ese chaval emprendió, arriesgó y ahora es un empresario de éxito, ha vendido su empresa por una millonada.

Sí, claro que hay casos donde las cosas salen bien o muy bien, pero son ESCASISIMOS, y en esos casos de juntan un montón de circunstancias, trabajo y buenas decisiones además de un siempre necesario soplo de la Diosa Fortuna, sí, de suerte, de potra. De tener el amigo correcto, de estar en el momento correcto con la persona correcta, de ganarte la confianza de alguien, de que caigas bien por alguna decisión menor al mercado, de muchísimas cosas que algunas están en tu mano, y otras no.

Otro tema es si en muchos casos de éxito el proceso ha merecido la pena, porque cuando el camino no se disfruta, a veces cuando llega el éxito echas la vista atrás y no siempre se recompensa el precio que has pagado.

¿Por qué no todo el mundo es consciente de esto?

Porque cuando se junta todo, se hace un buen trabajo, la suerte acompaña y nos va bien, se nos pone una cara de listos de cojones, y nos encanta consumir algunas dosis de vanidad, dar lecciones, y explicarle al mundo nuestra historia de éxito, de donde sin duda siempre se encuentran un montón de decisiones acertadas y duro trabajo, pero no somos conscientes que muchas otras personas con esas mismas decisiones y trabajo, han fracasado. ¿Qué parece? Que todo el que tiene éxito es porque ha hecho lo correcto, y en eso estoy de acuerdo, pero también parece que si haces lo correcto, siempre sale, y eso no es así.

Por eso sólo recomiendo emprender si es algo vocacional, si realmente la persona va a disfrutar del camino de crear, no sólo de los objetivos que le lleven a ello, como es mi caso.

¿A qué solemos llamar éxito y por qué ahora se habla tanto de ello?

Pues se habla mucho de ello porque ahora con la televisión y con las redes sociales, puedes ver lo jodidamente bien que aparenta vivir la gente que tiene mucho dinero, nada más.

¿A qué se le suele llamar éxito?

Normalmente sólo a tener mucho dinero, ¿Eso es para mí éxito? Desde luego que no.

En estos 14 años en el mundo de la empresa, me ha tocado tratar con empresarios de todo tipo, algunos de ellos muy afortunados, y en el mundo de los "Empresarios de éxito" hay de todo, de hecho, hay mucho acomplejado.

Para emprender hay que tener una capacidad de esfuerzo y sacrificio que no es común, y cuando actúas de una manera que no es común suele deberse o a un gran entusiasmo por la creación, o a un deseo sobrenormal de conseguir algo, y muchas veces ese deseo sobrenormal no es otra cosa que tratar de saciar inseguridades o vacíos internos sintiéndote poderoso o teniendo cada vez más pasta, por eso hay más de un empresario con una cantidad ingente de dinero que nunca se sacia y siempre quiere más, porque trata de cicatrizar una herida interna con la pomada equivocada.

Para mí el éxito consiste en ser feliz, hacer lo mejor posible aquello para lo que uno considera que puede servir a los demás, y estar en paz con uno mismo, conocerse cada vez mejor, aprender, hacer y aportar. Nada más.

Nunca me ha llamado la atención el glamour clasista del mundo empresarial, estos gurús que sobreconsumen vanidad, que actúan como verdaderos psicópatas tratando a sus empleados, que sólo piensan en números, que te miran por encima del hombro, que no perderán su valiosísimo tiempo hablando con la plebe y no te prestarán atención si no pareces de su estatus, eso no son personas de éxito, son gilipollas con dinero.

¿Que aún así te gusta emprender como a mí? adelante, ánimo, en el mundo de la empresa también te encontrarás mucha gente de puta madre que te echará una mano, personas de éxito que te ayudarán si eres educado, pero tendrás que buscarlas.

A partir de ahí siempre recomiendo una reflexión profunda, y pensar más allá de la rentabilidad, monta tu empresa sobre unos valores, rodéate de buenas personas, pórtate bien con ellas y haz que te quieran, ellos te darán una colleja cuando tus piés se comiencen a despegar del suelo (Gracias Esther, siempre te querré), dedica tiempo a servir si las cosas te van bien, sé siempre humilde, y asume la responsabilidad si van mal, sé un buen ejemplo, y sobretodo, nunca te conviertas en mejor empresario que persona. Sólo así te convertirás en una persona de éxito sin importar el EBITDA de tus empresas.

Un abrazo,





Comentarios

Entradas populares de este blog

Reflexiones sobre mi mujer, el amor y la felicidad.

  No estoy enamorado de mi mujer, de hecho creo que nunca lo he estado, por eso entre muchas otras cosas, puedo decir que la amo. Uno de los hábitos con los que Sócrates -pervertía- a los jóvenes de su época como Platón, Euclides o Fedón, era preguntarles constantemente el significado de las palabras que usaban en sus conversaciones. Era consciente de su importancia, sabía que la palabra no es la cosa, y que muchas veces las usamos sin profundizar en su verdadero significado. Seguramente infravaloramos la importancia de esta actitud, pero nos ha tocado vivir en la época donde más información errónea y en muchos casos deliberadamente engañosa existe sobre cualquier tema, por eso la carencia de tiempo o ánimo para atesorar un conocimiento generalista, hace posible que un Ingeniero en Telecomunicaciones, con un MBA becado en Carnegie Mellon, pueda no ser capaz de tener relaciones plenas por no saber ni tan si quiera definir, y mucho menos gestionar, cuestiones tan básicas y trascendentale

No son los políticos estúpido, eres tu.

Escribo este artículo con un ánimo únicamente introspectivo y constructivo.  No pretendo convencer a nadie de nada con mis reflexiones, soy consciente que cada uno tiene su vida y su prueba, que cada visión del mundo es única, necesaria y dependiente de innumerables experiencias vitales. Por eso la sabiduría siempre está repartida, y a lo más que puedo aspirar es a ordenar lo mejor posible mi forma de entender este momento histórico. Últimamente es difícil no leer o escuchar críticas al gobierno de España y a la clase política en general. Es triste hacer el ejercicio de compararlos con la clase política que forjó la transición en nuestro país y sentir que el nivel intelectual, cultural y político ha decaído de manera notable. Pero... ¿Son ellos los culpables de nuestra deriva? En mi opinión, rotundamente no. Veo la clase política de un país como una consecuencia y no como una causa, siempre he pensado que la clase política representa a la sociedad de la que emana, y que cada país tiene

Un respeto al Empresario.

Una vez más, uso la escritura para ordenar mis ideas, reflexionar en silencio, y permitir a mi hija que mañana pueda descubrir qué se le pasaba por la cabeza a su padre por estas fechas si ese fuera su deseo. Empezaré por las obviedades, no sólo no me considero en posesión de la verdad, si no que creo firmemente que es imposible encontrarse por completo con ella. Entiendo la Verdad como un camino y no como un destino. Mis reflexiones responden sólo a una experiencia vital y profesional muy concreta, y sólo podrán aspirar a servir como un punto de apoyo más para llegar a conclusiones generales más o menos certeras. Para continuar están en su derecho a desconfiar de mí, no se lo he dicho aún pero soy empresario.  Además vocacional para más señalamiento, me apasiona idear negocios, crear un equipo e intentar hacerlo crecer. Algún extraño impulso creacionista y hasta cierto punto masoquista, me ha hecho soñar con crear empresas desde que tengo uso de razón. Mi punto de partida nunca fue có